Necesito

-Que la globalización llegue por fín a instalar Starbucks en Buenos Aires y que sea socialmente aceptable tomar medio litro de café a la espera del subte.

-Un ph viejo, con un par de puffs, muchos libros aquí y allá, copas de vino y música autorizada por mis educadoras acompañándome a cocinar.

-Una fotografía satelital del preciso momento en el que me dije: "Estoy donde quiero estar".

La Felicidad (en pequeño formato)

-Las noches de sábado con Fantasma, Pepito, Billy Holliday, Les Luthiers e impecable compañía.

-El cuento "La suerte de la fea la linda la desea", en El revés de los refranes de Isidoro Blaisten.

-Un bello empleo a metros de la calle Corrientes, sus librerías, sus cines y sus sórdidos cafés. (¡Y un bello empleo, pardiez!).

-Mi remera con la estampa de la Coca Sarli y su absoluta gratuidad.

-La reedición de Antología de la poesía surrealista de Pellegrini tan fetichísticamente igual a la anterior, tan fetichísticamente leída por mí cuando era joven e inexperta (como ahora, pero más), tan fetichísticamente comprada para que me mire tan joven e inexperta (pero menos).

-El fanal de papel barrilete de la fantástica fiesta de cumpleaños de mi amiga D. (Y la fantástica fiesta de cumpleaños de mi amiga D. Y mi amiga D. )

La vida te da sorpresas

-Últimamente este blog sólo se nutre de ínfimas anécdotas de miembros de mi familia. Para hacer honor a la tendencia, anuncio públicamente que llegué tarde (muy) del trabajo y por primera vez en no menos de 6 meses, había olorcito a comida. ¡¡¡Qué placer, dios de dios!!!

-Esperando el subte A en la estación Sáenz Peña la literatura me aportó una explicación inesperada sobre la secta de conjurados con la que comparto cenas semanales desde hace más de cinco años.


-Por motivos larguísimos de explicar estoy inventado la lista de términos que pretende ordenar mi pequeño universo laboral. Y me está gustando el vértigo de esta vida de demiurgo de arrabal.


Todo lo que siempre quizo saber sobre sexo...

¡Se le ocurre preguntármelo a mí!

Valga como breve introducción: desde hace un tiempo mi madre viene demostrando bastante curiosidad sobre el tema de las diferentes elecciones sexuales. Lo interesante del caso es cómo intenta apropiarse del vocabulario del que carece. El debut, por ejemplo, fue el uso indiscriminado de "binorma" o "atiende los dos teléfonos". Sin embargo, creo que hoy fue demasiado lejos.

Caminábamos hacia su casa y en menos de cien metros espetó:

a) Señalando el vínculo entre dos vecinas de mi abuela: "¿Vos sabías que en el barrio se comenta que eran lésbicas (sic)?"

b) Como me dice que Fulanita "no parecía", le hago notar que no necesariamente toda lesbiana debe cumplir con el estereotipo de "machona", a lo que responde: "Claaaro, porque una es activa y otra es pasiva, ¿no?" Jajajajajaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa. Intento explicarle la aplicación de ambos términos a la homosexualidad masculina, gracias al cielo abandono justo a tiempo.

c) Evidentemente el clima le pareció propicio para otro comentario-pregunta, y me suelta: "El otro día escuché que lo decían en la radio... ¿vos sabés que es eso del 69?" No sé que fue más gracioso, si mi intento de cara de "Ni idea. Jamás en mi vida escuché algo semejante", o su cara de "¿Madre mía para qué pregunté, mirá si sabe?". Dijimos "Qué barbaridad las cosas raras que dicen los medios" a dúo y continuamos apaciblemente nuestra charla sobre la lista de los mandados.