Yo te ví: Rigoletto (o El público é mobile)

Inaugurando la sección en esta nueva etapa del blog, qué mejor que abocarme a una ópera clásica de Verdi (que en su época fuera, además, una de sus obras "populares"). Gracias a una generosa invitación pude asistir a la función inaugural de la puesta en escena de Rigoletto, a cargo de la Juventus Lírica en el Teatro Avenida.

Es evidente que la crítica "técnica" está bastante fuera de mis capacidades, más allá del mero "me gustó, no me gustó" (aunque esto no necesariamente esté excluído del género "crítica", según parece), por eso prefiero ocuparme de la escena de expectación, más que de los sucesos en el escenario. Aunque, lega y todo, no se me escapó que el tenor que interpretaba al Duque, además de cantar "para adentro" la mitad de sus notas la pifió nada más y nada menos que interpretando el aria famosísima (esa que sabemos todos los que no sabemos nada de ópera), aquella de "La donna é mobile..." ¡Qué sentido de la oportunidad, pobre muchacho! (Creo que los medios "especializados" se han ocupado de su público escarnio, yo leí la crítica de La Nación y el tono era bastante indignado).

Podría destacar la presencia de miembros de nuestra sociedad de la más alta alcurnia, como también de informales amantes de la ópera, jóvenes y mayores. O, claro, de Víctor Hugo Morales (que, parece, no se pierde una sólo obra de la temporada lírica en Buenos Aires). Pero me gustaría destacar al palco de señoras bian que sumaban entre todas unos 400 años y a cuyos peinados de estólidos brushings podría responsabilizarse de un importante porcentaje del daño a la capa de ozono.

De todos modos, me llamó la atención una cosa, sobre todo (y no que las sillas de los palcos fueran mucho más incómodas de lo que hubiera imaginado). La obra empezó con una notable demora (una media hora). En la nota de La Nación esto fue motivo de escándalo, claro, pero me gustaría aclarar que mientras tanto, y muchos minutos después del horario de inicio anunciado, el público paquete siguió llegando. Tarde. Al final del intervalo entre el segundo y el tercer acto se avisó en off que el protagonista, el mismísimo Rigoletto (o más bien el actor que lo interpretaba) había sufrido una indisposición que le impedía continuar. Yo, astuta, coligo que la susodicha "indisposición" (¡eso es un eufemismo elegante!) fue la causante de la demora del inicio. Pero, se sabe, el espectáculo debe continuar, y su reemplazante se hizo cargo del papel hasta el final.

Segundos apenas luego de la caída del telón, cuando aún las luces de las sala permanecían apagadas y el elenco no había iniciado si quiera la tradicional ronda de saludos finales, un importante porcentaje de la elegante concurrencia abandonaba la sala a toda velocidad. Claro, era tarde. Pero sólo unos cuantos minutos más tarde de la hora a la que habría terminado la función si hubiera comenzado puntual. ¿Por qué se escapaba el público de manera tan poco elegante? Es que parte de la "etiqueta" del teatro se me escapaba a mí. Ese sector del público se retiraba raudo, airado por el cambio no anunciado. Me resistía a creelo, pero el tono admonitorio de la nota de La Nación, que protestaba que el amigo Rigoletto hubiera querido continuar contra la integridad del espectáculo, confirmó mis sospechas.

Y aquí mi reflexión... Durante todo el tiempo que duró la obra a partir del tercer acto yo sólo pude pensar en el tipo que trató de dar su máximo esfuerzo para estar presente la noche del estreno y que, vencido por el dolor, como imagino, no tuvo más remedio que abandonar. ¿Por qué sería motivo de fastidio un acto que entiendo "noble", o cuanto menos de verdadera entrega? Esperé al final del saludo que apareciera Rigoletto, en el caso de que su "indisposición" le impidiera cantar pero no fuera tan grave; o al menos que se lo mencionara, se le dedicara un aplauso (interpretó la mitad de la obra antes de tener que retirarse y había cosechado calurosos aplausos en varios momentos, especialmente en sus solos). Pero nada. Como si no hubiera existido. Como si haberse retirado fuera una falta imperdonable.

El espectáculo debe continuar. Siempre me pareció un concepto más ligado al entretenimiento, a la versión más circense del espectáculo, a volver a meter la cabeza en las fauces del león, a minutos del entierro del domador devorado. Pero así, de improviso, con una entrada de regalo, me vengo a enterar de que la "alta cultura" tiene las fieras más voraces en un coliseo repleto de pulgares abajo.

Presentando al Elenco estelar

Hay en mi familia una anécdota para cada ocasión. Intento de explicación: como tantos en Buenos Aires, vengo de una familia tana. Del sur de Italia. De Calabria, para más datos. Como tantos, considero que mi familia es bastante pintoresca. La pequeña gran diferencia con otros tantos es una cuestión de escala. Intento un pequeño censo no exhaustivo con esbozo de anécdotas que desarrollaré en los 152 capítulos de mi novela de pronta aparición... (Destacaré a los miembros de la familia in extenso más cercanos a mi núcleo familiar, que es ya de por sí bastante extenso).

Comencemos con el núcleo familiar:
-Madre, Padre, Hermano, Hermana (yo). Aquí ya tenemos un hallazgo: la vieja familia nuclear, sobrellevando la sacrosanta tradición de "mamá, papá, la parejita y cerramos la fábrica".

-Nona/Nona. Mamá de Madre y mamá de Padre. Con altísimo nivel de influencia en la escala de valores de la familia toda y en la administración del tiempo en la cotidianidad. (Sobrevivientes del otro par Nono/Nono, con fuerte influencia remanente en forma de tradiciones, frases y traumas por aquí y por allá).

-Tía Buena y Tía Menor (Hermanas de Madre). Tío Marido de Tía Menor, Prima Hermana y Primo Hermano (más hermanos que primos), retoños de Tía Menor.

A ver si me explico: un "núcleo familiar" de 11 miembros. Cerca, muy cerca, demasiado cerca; mucha presencia, influencia e intromisión.

A partir de aquí podemos reconstruir, a modo de círculos concéntricos en proceso de dispersión, las siguientes esferas de contacto. (Arranquemos con la familia Sector Madre, o en adelante, "la familia").

-Sobrinos de Nona- Primos de Madre. (Ocho personas ocho, cercanas todas, cuatro de corroborada preferencia. Con un quinto peleando el campeonato expresamente y una sexta, hija de Sobrina preferida 1, que con voluntariosa campaña se instaló como jugadora de "primera", ganándole a toda su generación. Todos con sus respectivos cónyuges).

-Tía/ Tío de Madre (Hermana y Cuñado de Nono Papá de Madre). Aquí cabe como pequeña aclaración que si bien el grado de cercanía y contacto es alto, se trata de verdadero cariño incondicional fruto de profunda represión (Madre); afecto distante emotiva y geográficamente (Tía Menor); prolijo desprecio de familia política (Nona) y odio y resentimiento visceral (Tía Buena).

-Sobrinos políticos de Nona- Primos de Madre. (Seis, con sus respectivos cónyuges. Especial afecto hacia dos de ellos, especialmente para Madre, que como se ve es la "querendona" de la familia).

-Primo de Nona/ Esposa de Primo de Nona. (Matrimonio que hubiera quedado en el olvido de no ser por que por un breve período en la década del '50 la familia de Madre fue alojada por los padres de él, ante un inesperado desalojo de su hogar por otros miembros (muy) cercanos de la familia). Obviamente queridos por Madre, tolerados por Nona, odiados sin descanso por el resto de la familia.

-Comadre y Ahijados de Nona- Madrina y Primos de Madre. (Se trata de la esposa de un sobrino de Nona ya fallecido, hijo de una cuñada de Nona ya fallecida, abandonados por Hermano de Nona que en los años '30 huyó hacia Brasil, formó pareja y engendró a un número indeterminado de primos con los que (enough is enough) no se mantiene contacto).

-Hijos de Sobrinos Estrella de Nona. (Con sus respectivos cónyuges y descendencia. Decenas.)

-Reparto de Sobrinos de Nona - Primos de Madre en segundo y tercer grado. (Encuentros esporádicos, ocasionales, dependientes de la cercanía geográfica, grandes eventos como nacimientos, defunciones, accidentes y enfermedades, la santa pascua, las navidades y diversas formas de serendipity. Con sus respectivos cónyugues y descendencia. Cientos.)

-Bolos con y sin diálogo- Extras. (Infinidad).

Estamos en condiciones de sumar a la familia sector Padre. (No se asusten, será un recuento significativamente más escueto, dado que Nono papá de Padre se encargó de simplicar las relaciones familiares enemistándose con todos).

-Tío de Padre (Único remanente de tres hermanos de Nona residentes en Argentina. Le profesamos cierto genuino aprecio, dado que sus valores personales resaltan de manera drástica ante el caracter delesnable de otros miembros de la familia. Con su respectiva cónyuge y descendencia, pero menos).

-Ahijada de Padre. (Hija del único primo cercano de Padre remanente. Con su respectivo cónyuge, descendencia y familia cercana. Contactos más que esporádicos).

-Descendientes de Hermana de Nono. (Contactos con altísimo grado de discontinuidad, recuperados recientemente por una cuestión de proximidad geográfica y vínculo telefónico entre gerontes).

-Hermanos de Padre. (Y sus respectivos cónyuges y descendencia. Hijos, Yernos, Nueras y Nietos de Nona que cumplen con holgura aquello de "Cría cuervos y te sacarán los ojos". Más vale perderlos que encontrarlos.)


Como si todo esto fuera poco, habría que incorporar como invitados especiales al reparto del viejo continente, con vínculo restringido dada la distancia, pero con profusos contactos telefónicos y viajes esporádicos en ambas direcciones. Se trata de Hermanos y Hermanas de ambas Nonas, sus respectivos cónyuges y descendencia (alrededor de 30 o 40 personas). Habría que sumar a este grupo a Gran Amiga de Nona (cuasi hermana), a Marido de Gran Amiga de Nona y a su descendencia.

No me extenderé aquí a los círculos de contactos sin vínculo sanguíneo, que si bien no son taaaan amplios (mi familia ha desarrollado a lo largo de los años una marcada tendencia a la socialidad endogámica), basados en la experiencia de inmigrantes tanos del conurbano bonaerense multiplican el número de vecinos y "paisanos" a un volumen bastante considerable.

He aquí el reparto. Tengo material original para tres vidas de relatos. Sólo me falta el talento. (Ausencia que no me impedirá, de tanto en tanto, cuando la ocasión lo amerite, dedicarme a narrar sus simpáticas (?) aventuras). Este censo viene a ser una introducción, el capítulo cero; cual árbol genealógico de los Buendía (y, créanme, con un set de nombres repetidos asombrosamente parecido).

Buenos Aires me mata: Freak-spotting

Un par de avistamientos de fauna porteña fueron el verdadero disparador para que exista este blog*. Pequeños tesoros ocultos en vorágine la de la experiencia urbana:

-Una estatua viviente en la calle Florida con atuendo "comando" y maquillaje camuflagge. Me reí de su imagen de G.I. Joe, pero después se me ocurrieron un par de asociaciones menos jocosas. ¿A qué reconocimiento le estarían dejando sus monedas los turistas?

-Una señora travesti adicta a la cirugía estética de obra social (léase: cuarentaylargos, implantes de pómulos y mentón, colágeno en los labios (mucho colágeno, a lo Raquel Mancini, mucho), prótesis de siliconas extra large en tetas y glúteos, escote profundo, minishort) entonando con euforia y devoción los clásicos de Pimpinella, suspirando de cuando en cuando por Joaquín.

-Un apasionado diálogo entre un joven punk, salido de un recital de los Pistols en Londres de los '70, con borcegos, cresta y cadenas al por mayor; y un coetáneo hare krishna con túnica y pandero haciendo juego. Conversaban animadamente, sonreían, se miraban con afectuosa naturalidad. No así la mayoría de los transeúntes que fueron testigos del encuentro.



*(Eso y las tres personas que me leían con regularidad, que de un tiempo a esta parte sólo me escuchan con regularidad; porque como verdadera blogger sólo escribo para "todos los que me conocen".)