El precio de la fama

Necesito hacer una declaración:
"¿Nuestros?". Me gustaría aclarar, por si queda alguna duda, que yo soy toda mía. Y que hace 14 años que no escucho a los Stones.

Habría que reglamentar el correcto uso del nosotros inclusivo.

Vos, sí vos, que no te enterás de nada, pará de boicotear el único nosotros inclusivo que me interesa.

Perdones, mil por este post-it mental. Necesitaba descargarme. Muchas gracias.
Otra vez, en una segunda lectura, descubro un dato adicional. El abuso del nosotros inclusivo es absolutamente consistente con la fascinación con el campo de efectos de sentido de "Estimados".

Te quiero, bastante

Noto que se ha puesto de moda utilizar el vocablo "Estimados" para encabezar mails entre personas que no son necesariamente y siempre "estimadas". ¿De dónde salió esta costumbre? Recuerdo un uso pionero en una persona que, asumo, realmente estimaba a los destinatarios. Ese uso primigenio se estabilizó entre estos últimos pero ahora, destinado a "estimados" y a decididamente no estimados. Hoy noto que se ha estabilizado también en un ámbito por completo ajeno a esos primeros intercambios. Necesito preguntarme algunas cosas.

Primero, cuándo nos pondremos de acuerdo sobre las reglas para identificar al remitente y el destintario en el cuerpo de un mail. Si bien es cierto que para eso están las cuentas de correo, el viejo correo postal también identificaba los datos en el sobre y pese a eso a nadie se le ocurría no explicitar al destinatario o no firmar al pie. Aparentemente es un problema de la multipolaridad (si se me permite el exabrupto). Es bastante sencillo arrancar con "Fulano:" (pese a eso, muchas veces está ausente todo encabezado). Cuando los destinatarios son múltiples la cosa se complica. En general se evita cualquie encabezado, personalmente uso una variada serie de colectivos (Damas, Caballeros, Jóvenes, Muchachas/os, Gente, entre otros). En general no declaro mi cariño así, gratuitamente. (Aunque gente decididamente querida utiliza humorísticamente variadas fórmulas de Querida/ Queridísima yo no suelo apropiármelas, porque "Querida/ Querido" son epítetos casi insultantes con determinados tonos y colores propios la oralidad).

Lo que me lleva rápidamente a Segundo: ¿Cómo se establece esa gradación del afecto? ¿Qué es "Querido" y qué es "Estimado"?, ¿Cuál es el límite entre "Afecto", "Amor", "Cariño"? Afortunadamente me rodea gente querida que dice "Te quiero" y "Te quiero mucho" sin razón y sin problemas. Pero también personas que firman sus mails con la fórmula "Cariños". ¿"Cariños" es menos afectuoso que "Abrazo"? ¿Y que "Beso"? Personalmente, la palabra cariño me causa gracia. Me da la sensación de una muestra de afecto aparatosa, incómoda.

Ese es el problema, quizá. Esas aparentes muestras de afecto no son tales. Suele haber una barrera tremenda entre la estima y los "estimados". No pretendo sincericidios como "Apenas tolerados circunstanciales compañeros de trabajo:", "Si te he visto, no me acuerdo:" o "Hipócritas del mundo unidos:", pero, ¿estimados? Basta ya de esa farsa.

Despertares

-El día que me recibí (hace tres semanas) entendí el nombre absolutamente metonímico del bar en el que transcurrió al menos 1/3 de mi vida universitaria desde 1999. El bar se llama "Río" y queda en la calle Río de Janeiro. Claramente hace falta una licenciatura para apreciar semejante juego figural.

-Flora en La Primavera de Botticelli es Cate Blanchett. Lo acabo de descubrir mirando un detalle de la obra en un almanaque. Todavía no me recuperaba de la impresión de que la Testa de Fanciulla de da Vinci fuesa la de Drew Barrymore y ahora esto. http://es.wikipedia.org/wiki/La_primavera_(Botticelli)

-Los tanos, que la saben lunga, están comercializando como producto de free shop un chocolate fondente con 85% de cacao. La sensación en el paladar, entre terciopelo y barro de cacao amargo, es indescriptible. ¿Cómo volver al Águila, ahora?

-Me acabo de sacar de encima un curso que odio y que me iba a pagar una renta vergonzante. Quedé atada a una cuestión "administrativa" pero, ¡oh, la libertad! Por la dignidad del trabajo, conmigo pan y cebolla, una vez más.

-Mi psicóloga ya no puede soportar mi natural tendencia a la procastinación y me da indicaciones operativas de parada en la puerta mientras espero el ascensor. "¡Andá a averiguar eso!", me dice, con tono materno admonitorio. Ah, ¡las delicias de la transferencia! Acabo de condenarme a 25 años de trabajos forzados de psicoterapia por pagarle a una señora para que me diga con sólido respaldo científico lo que me dice Mamá.

-El Refrianex es el mejor invento desde Alexander Flemming para acá.

Antepenúltimo momento

Hoy anuncié que una persona fue confirmada en un alto cargo con la frase: "Ya tiene comisario el pueblo".

Hace 12 horas que sonrío celebrando mi sentido del humor y mi originalidad.

¡Pasen y vean cómo me divierto barato!


En una segunda lectura: ¿por qué carajo está en mi intertexto una comedia argentina de 1936/ una película de Enrique Carreras de 1967?

En el país de los ciegos, el tuerto es rey

Lejos de mí defender a Pergolini pero, ¿alguien realmente cree que Tinelli hace bailar al tipo ciego porque cree en la integración de las personas con capacidades diferentes? A ver si nos dejamos de joder un poco. Prefiero diezmilveces las hijoputeces pseudo rebeldes de Pergolini que la asquerosa cursilería de Tinelli. Y conste que Pergolini me parece un pelotudo reaccionario que hace 10 años que no me causa gracia.

¿Qué le hace una mancha más al tigre?

"Pobre tigre, cuando se dé cuenta de que ya no tiene lugar para otra mancha"
Isidoro Blaisten, El revés de los refranes.

¿A quién se le ocurre vivir a orillas de este río de sueñera y de barro, habitado por sirenas y endriagos que ahora para colmo huele a asado arrebatado? Primero la nieve, después la tromba marina, ahora esto. ¿Hace falta otra señal para correr a los botes salvavidas?

Chocolate por la noticia: La vida no es justa

La ruptura del pacto ficcional es un tema que me divierte como consumidora y que me tienta como analista, pero no llego, lo acaricio apenas con la yema de los dedos y ya está un poquito más allá... ¿Por qué la misma semana en que se me ocurre hacerme la graciosa con apenitas una emergencia de ese juguete increíble, tengo que enterarme de que 15 días antes Casciari publicaba esto? Háganme el favor (háganse el favor) y vayan a leerlo a él.

Tomate un vino y olvidate

La vuelta de la sección: ¡Péguele a Luis Hermida! Esta vez sólo para destacar un interesante detalle de su última columna en el blog de Clarín sobre publicidad (llamado, en un derroche creativo, "Publicidad").

Hermida comenta la campaña de Jumbo Mundo Vino 08. Ante todo, resulta interesante que un experto encuentre sorprendente que una marca fuerte publicite un evento que dura "sólo dos semanas". (Por favor, alguien que tenga la bondad de ir avisándole a Nike que suspenda ya mismo sus avisos sobre los 10K.)

Siempre me tienta jugar a desmontar prolijamente sus pseudoargumentos, pero hoy no tengo ganas ni tiempo. (Salvo, claro, que Clarín decida pagarme un sueldo para publicar un blog con contraargumentaciones a los artículos de Hermida. Se me ocurre que podría llamarse "Contraargumentaciones a los artículos de Hermida", pero no se si no es muy jugado, a lo mejor no se va a entender...)

Sólo quiero destacar que la campaña, de una pelotudez siempre antes vista, pretende sostener que un hombre puede suplir con un supuesto "saber" de vinos su falta de a)talento artístico, b)voz de hombre o c)rostro simétrico.

Toda la campaña reposa en la más absurda y rancia misoginia: los machos saben de vinos, las minitas se limitan a escucharlos con embelezo. Como si el punto de partida no fuera ya bastante imbécil, cada pieza explora el agravante del juego de seducción entre hombres "normales" y mujeres decididamente bellas. El primero "pinta como un nene" pero, ojo, sabe que el pescado va muy bien con un chardonnay (aprovechen para tomar apuntes, eh). El segundo tiene una insufrible (y fingida) voz de pito, pero describe en un tinto "notas de berries" (perdonen una nueva emergencia de mi escencia políticamente incorrecta de chica moderna, pero a mí un tipo de voz aflautada que se entretiene usando la palabra "berries" no sólo no me seduce sino que corro a presentárselo a "Pochi", mi coiffeur).

La peor es, por supuesto, la que Hermida elige para ilustrar su post. En ella no sólo falla el concepto, falla toda su ejecución. Inicialmente, porque es el único de los tres hombres que argumenta, de un modo absolutamente estereotipado, claro, pero desde un cierto "saber". En segundo lugar, porque este hombre tiene voz de hombre (agradable, por cierto), está vestido de manera prolija y "elegante" y se acerca a la muchacha en cuestión con un gesto atento para servirle un poco más del mentado vino. ¿Qué le falta a este hombre? Aparentemente la vida le negó un rostro "simétrico".

El diccionario del Word (que tanto ignora) reconoce en el acto el desplazamiento semántico entre simetría, armonía y belleza. No así la Real Academia, que define simetría como "correspondencia exacta en forma, tamaño y posición de las partes de un todo." El rostro de ese hombre es perfectamente simétrico (y me atrevo a adentrarme en materia absolutamente opinable: incluso no deja de ser "bello"), sólo no lo sería si fuera tuerto, hemiplégico o Ambosio Vollard. No alcanza con peinarlo con una estúpida raya a la izquierda.

La culpa es de la naturalización de la perspectiva matemática del Renacimiento, claro. Pero no hay que pedirle historia del arte al olmo publicitario. Ni al experto, que concluye: "El perfil humorístico de la propuesta resulta tan claro como su eficacia." La probada eficacia del vetusto chiste machista, pero pretendidamente feminista:

"-¿Qué es más importante, ser inteligente o ser linda?
-Ser linda, por supuesto. Porque de hombres estúpidos está lleno, pero ciegos, ¿cuántos conocés?"


Yo me quiero casar, ¿y usted?

Se pusieron de moda los blogs de mujeres solas, parece. Si bien el temita “miren que perfecta, cómo me caigo de la onda que tengo, soy bella, inteligente, leída, gourmet, buena ama de casa, con sentido del humor y sueldo en dólares, y sin embargo no consigo novio” era un tópico recurrente en el “Querido blog” de cierto sector social (al que bastardamente pertenezco), ahora adquiere la primera plana por una suerte de hiperbolización.

Ya era bastante patético ir dejando un caminito de migajas de la propia “excepcionalidad” (y dios de dios, qué poco excepcionales somos las mujeres de este sector), esperando un elegido que lograra seguirlo exitosamente sin caer en garras de alguna bruja (que siempre se parece más a alguna de las hermanas Halliwell que a las Whicked sisters (si alguien todavía duda de que Shakespeare era puto*, basta este botón para rastrear su opinión del “segundo sexo”)**.

Ya era bastante patético, decía. Ahora, construir todo un blog al respecto me parece extremadamente sintomático. Un síntoma de la decadencia de la especie, claro. Y no precisamente por los blogs en sí o sus autoras, sino más bien por las cándidas lectoras y sus empáticos comentarios.

Hace tiempo (y en otro blog) me reía por no llorar de las mujeres que le dejaban consejos a la “autora” del blog de Sedal Verano Intense (una clarísima acción de marketing pero con impecable verosímil para su target).

Estos nuevos blogs llevan las cosas todavía más allá: cargan el efecto verosimilizador ya no en el formato blog sino en la constitución de un perfil “perdedoramente cool”. Esos motivos de la depresión del domingo comiendo pizza fría y maní con chocolate viendo comedias románticas en dvd, esas menciones al “suplicio” de la depilación o la dificultad para conseguir “ese vestidito en tu talle” o de la relación patológica con mamá impactan por su efecto de “realidad”. El problema es que cumplen al 150% la expectativa del verosímil social y por eso, en una lectura apenas más atenta, se le ven todas las costuras.

Los dos casos paradigmáticos son bien distintos pero funcionan en espejo: las dos son periodistas de treintaypico con una prolija construcción de “torpe, traste, testaruda”***, pero con una diferencia fundamental: una se presenta con seudónimo, la otra pone su foto y su nombre real. Cada blog por separado construye este aparente efecto- verdad. Los dos juntos retroalimentan su efecto-prefabricado. La verdad del anonimato y la de la mención de responsabilidad. La mentira del relato y la trama y la de las ínfulas del estilo “escritora maldita”. Para mi gusto, hay más verdad en sus mentiras que en su torpe construcción de realidad.

Creo que la mayor incomodidad reside en que ninguna de las narradoras es una adolescente contrariada que adeuda “Oraciones subordinadas” y “Ortografía elemental II”. No, no. El problema parece ser justamente ese. Son blogs aceptablemente escritos que no soportan una tirada de 25 ejemplares en un formato plenamente de ficción. El halo de misterio e intriga que le otorga su coqueteo con la “realidad” parecen estar detrás de la fascinación. “Oh, mirá, esha es brishante como sho y también está sola”.

Mi amiga R. sostiene que algunas cosas son tan feas que son lindas. Este es un caso similar. Estas chicas son tan extraordinarias e inteligentes que les sale estupendamente ser tremendas idiotas.

Entre tanta verdad, lo verdaderamente increíble es que este fenómeno tiene su reverso masculino. Tenemos en esta esquina un muchacho escritor que publica con seudónimo pero que aporta todos los datos para conectar su yo virtual con un señor real que edita libros y se saca absurdas fotos grupales en un importante suplemento cultural. Él no tiene sueldo en dólares, es cierto, pero es inteligente, sensible, se enorgullece de sus ojos verdes, sus valores gallardos y su handicap para coger****. Lo rescato porque me permite reivindicar un poco al género (al gender, pero también al genre). Resulta que no es que las mujeres somos boludas, ¡es un gesto de comunión con la idiotez de nuestra generación!

“El problema no es que mientas, el problema es que te creo”, dice un célebre pensador contemporáneo. Quizá algo de eso anda pululando por aquí. Algo está sucediendo con el pacto ficcional por delante de nuestras narices mientras estamos demasiado ocupados leyendo blogs.


*Ay, sí, las chicas de hoy somos políticamente incorrectas, ¿no es fenomenal?
**Miren, miren, soy re interesante, cito cuentos populares, series de Sony, el argumento de Macbeth y a Simone de Beauvoir en el mismo párrafo. ¡Conmovedor!
*** Uy, otra vez. No es mi culpa, ¡es la posmodernidad!
**** Véase *.