Estoy indignada (c) con el nuevo chocolate con mensajines. Imagino que algún creativo anda orgullosísimo por haber pergeñado un producto tan caro a las necesidades de nuestra sociedad, pero a mi me resulta una nueva constatación (y van...) de la decadencia de la especie. ¿Ya no somos capaces de pegarle un post-it a una golosina para decir "Suerte" o "Gracias"? Eso por no hablar del que dice "Te quiero mucho". Por Tutatis, ¿hay algo más triste que decirlo con un papel de chocolate? Estoy segura de que hay un amplio sector social que compra (guiño, guiño) esta idea, pero ¿es mucho pedir un intento, al menos, de abandonar una literalidad tan escandalosa? No hay caso, cada minuto nace un premetafórico.
Podría hablar en el otro extremo del comercial de Bonobon, pero los muñequitos y la canción de Rosal me hacen sonreir. Mucho. (El concepto del muchachito regalando el corazón es una patada en la pupila, lo sé, pero acompañado de una lírica como "Tu mamá debe ser pastelera..." habilita una lectura un poco menos hiperglucémica).
Te aprecio, bastante...
Publicado por Isa el 7/10/2008
Etiquetas: Buenos Aires me mata, El zapping nuestro de cada día
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2 comentarios:
jaa unas observaciones muy precisas!
cuando vi esas golosinas dije, "esto va a ser un éxito"
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