¿Alguien tendría la bondad de explicarme qué está pasando con las golosinas argentinas? Después de los mensajines de Milka, destinados a los enamorados poco elocuentes, tenemos la nueva campaña de Tofi con dibujos animados (me cuesta creer que sea casualidad su contemporaneidad a la de Bonobon). ¿Qué pasó con "vamos a cambiar el mundo con una dulzura especial", eh? No puedo creer el comercial sobre el amor prohibido entre dos modelos de enchufe vecinos. Dejando de lado la (¡sutilísima!) alusión fálica en la representación de masculino/ femenino, están celebrando la decisión de un muchacho enchufe que en nombre del amor de verdad renuncia a su identidad a través de la automutilación. ¡Me conmueve hasta las lágrimas! Se me ocurre que además del clásico momento fumado, característico de tanta comunicación publicitaria contemporánea, este comercial es hijo de una publicitaria resentida dando rienda suelta a sus fantasías de castración. Se ve que, como decía Mafalda, si no te apurás a cambiar al mundo, viene el mundo y te cambia a vos. Con una tenaza.
Póntelo, pónselo
Publicado por Isa el 7/23/2008
Etiquetas: Buenos Aires me mata, Consumiendo industria cultural, El zapping nuestro de cada día
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