Mi amiga injustificada recordó recientemente un consumo nostalgioso de copo de nieve... Y me puse a pensar en como algunos recuerdos viven envueltos en papel de caramelo.
Me acuerdo de esas bolsas de caramelos “Demi” que nos regalaba la Tía Buena, que vendían por peso y que llenabas de golosinas a elección en grandes baldes de madera. Mis preferidos eran los Fru-Fru de frutilla, que eran así de grandes y se pegaban a las muelas.
Me acuerdo que mi papá nos traía botellitas de Coca-Cola de la planta, y hojas de impresora de papel continuo para hacer dibujos “largos”. O aparecía los sábados con todas las “mermeladitas” que juntaba en los desayunos del hotel cordobés donde vivía durante la semana. O chocolatines Jack con muñequitos de Tarzán o los Titanes.
Me acuerdo de los veranos en el club y el reinado indiscutido del Naranjú, en ese sachet inmundo que se abría de una mordida, o ese que venía en una especie de pelota con piquito... (Y me acuerdo de vista, claro, porque mi madre, naturista indiscutida, o-d-i-a-b-a ese líquido hediondo y nos prohibía consumirlo, inventando inverosímiles materias primas de agua de zanja coloreada).
Me acuerdo de la hermana de mi abuelo, que siempre, siempre, cuando íbamos de visita nos saludaba con pellizcos en los cachetes y nos regalaba caramelos ½ Hora que odiábamos, pero comíamos, agradecidos, como niños educaditos que éramos.
Y me acuerdo de más grande de las compras estratégicas de kiosquito en la primaria. De los bomboncitos Cabsha, consumidos en una especie de ritual pseudo erótico con mi compañerito de banco de 7º grado. Y del bendito Dos corazones que esperé toda la preadolescencia en vano. Y que fue un fantástico fetiche hasta que el muchachito que a mí me encantaba y que moría por una de mis compañeras, en un arranque de levante descarado le compró el simbólico chocolate y se lo dejó de regalo arriba del banco, pero mordido... Un Dos corazones usado.
Esta anécdota viene envuelta en el recuerdo de ese compañerito de banco, googleado por nostalgia, y que hoy es un respetable abogado...
Golosina mental
Publicado por Isa el 5/19/2006
Etiquetas: Gourmet.com, Yo: un tema apasionante
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