"... ninguna cosa es realmente sí misma, hay trozos de esto y trozos de aquello pero nada tiene que ver entre sí. Aún así, por extraño que parezca, en el límite de este caos, todo comienza a relacionarse otra vez. (...) Llega el momento en que las cosas se desintegran y se convierten en estiercol, en polvo o desechos y lo que queda es algo nuevo, algunas partículas o aglomeraciónn de materia que no puede identificarse. Es un terrón, una mota, un fragmento del mundo que no tiene sitio: la dimensión de lo esencial".
Paul Auster, El país de las últimas cosas
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