La tanda de campaña

Mientras escribía el post anterior apareció en pantalla el spot de Pinedo (¡Pinedo, dios de dios!), candidato a diputado por el Pro y me recordó que quería opinar al respecto desde que ví el de Melconian (¡Melconian, dios de dios de dios!). No voy a opinar sobre el Pro, sobre su líder (Mauricio que es Macri, ¿sigue de vacaciones?), sobre sus propuestas, o sobre su extracción ideológica. No, no. Sólo voy a decir que me resulta inquietante la elección formal de sus piezas, que arrancan en plano pecho y se van convirtiendo en primerísimo primer plano, con un zoom in muy sutil, no el acercamiento y el movimiento, que son notorios, sino más bien su efecto de sentido que parece ser el de un acercamiento "físico", la puesta en escena de un comentario "en confianza" (más marcado en el caso de Melconian por su verba "informal").

Podría caer en el chiste fácil y decir que asusta encontrarse así, de frente, con semejantes especímenes (por suerte mi tv es 14 pulgadas; no me creo capaz de soportar un plano detalle aún más grande de esos dientes desordenados y amarillos, ¡tan pro!). Pero lo que quiero decir es que como propuesta formal de spots de campaña me parecen revolucionarios (con perdón del término). Los candidatos te miran a la cara, directamente, los ojos brillan, el eje de contacto es explícito, "están ahí, los veo, me hablan", toda una interpelación.

Y tengo que decirlo porque desde hace semanas me choco con la mirada perdida de Lavagna en sus afiches de vía pública; parece una pieza del Consejo Publicitario Argentino en busca de la no-discriminación al autista (para no mencionar la decisión de usar sus segundos de pantalla con una placa fija con un logo remanido en celeste, blanco y solcito y para colmo con banda sonora de símil cacerolazo). O el aburridísimo spot en plano americano de los cuatro candidatos del MST, sus rostos adustos y la imagen final de la boleta, con locución en off acelerada. Por no mencionar los mofletes de Cristina K y su extraño rictus botulínico.

Mucho se ha hablado de la "marketinización" de la política (término marketinero y pelotudo si los hay), o, para decirlo en términos más serios, de la "mediatización" de la política y las formas de la "democracia audiovisual". Hay que decir, entonces, que si bien los spots del Pro (y sus candidatos) no son precisamente los más "telegénicos" sí son por lejos, los más "televisivos".

1 comentario:

Cinzcéu dijo...

Es que Lavagna mira hacia el futuro del país, nada de esas mariconadas de "los ojos en los ojos". De todas las cosas que no soporto de los políticos, la peor es que "me miren" cuando hablan boludeces. ¿Qué buscás?, ¿mi complicidad?, ¡mirá para otro lado, chabón!
Mauricio no está de vacaciones: ayer escuché un spot de radio en el que me pide que vote a Federico (¡rediós!) en quien confía tanto como en Gabriela. Va a estar bueno, me dice. Lo único que está bien bueno es que por radio nadie me mira.
Saludos.