Buena, pero no boluda...

El viernes, un señor que yo quiero (muy a mi pesar) volvió a tirarme mala onda de la mala-mala (de la peor clase, de la que no se entera de su core de malignidad) y a mí: no me importó. Entendámonos, me sigue doliendo comprobar qué difícil es ser constructivo; apostar a que el otro tenga un proyecto; respetar el esfuerzo, las ganas; acompañar un proceso de crecimiento. Pero creo haber aprendido a seguir adelante. Mi proyecto (en el más amplio de los sentidos) no necesita su aprobación. No tienen idea de lo liberador que es esto. (Para no olvidar la nota agridulce: cada vez me está costando más trabajo inventarme razones altruistas que justifiquen la contundencia del No. Ese trabajo constante, pienso ahora, sólo puede hablar de mi "bondad". Y me ayuda a resignificarme cuando tengo ataques de Grinch. Lo primero de lo primero de lo primero es alegrarse por el otro. Hacerse violencia sobre la propia negatividad. Apostar al sí. Siempre hay tiempo para el no, no se gana nada con cortar impulsos de raíz. El riesgo de convertirse en un boludo alegre es infinitesimal).

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Noto un dejo de optimismo y me muero de amor...

Anónimo dijo...

Tres preguntas del millón:
1) ¿Qué hace queriendo gente a su pesar, Isa? Eso no se hace.
2) ¿Qué hace contándole proyectos a gente que quiere a su pesar? Eso tampoco se hace.
3) ¿Hay que regalarle un volumen de autoayuda, onda "No quiera gente a su pesar (y, mucho menos, le cuente sus proyectos)".
Best wishes

Poligrilla

Isa dijo...

¿Optimismo? ¡Jamás! Esto es nada más y nada menos que realismo. Tengo un nuevo par de anteojos que me está resultando de suma utilidad. Y usted no es ninguna boluda alegre. Que somos pocos y nos conocemos muchos, vea...

Poligrilla: Tiene usted suma razón. Mea culpa. No tiene idea de lo que me está costando el mantenimiento de la Señora por mi natural tendencia "querendona". Sobre el tema de la autoayuda, le diré que me preocupa porque hace rato que vengo calificando a cierta gente de "tóxica" y descubro con pavor que ¡estoy haciéndole campaña a Stamateas!