Ta lento pa' entender...

Recien nomás, leyendo Crítica (voy por la tira del Niño Rodríguez y me quedo para indignarme), me descubrí compartiendo un argumento con cierto brillante articulista doctorado en la universidad de Wildstone (ironía, ironía). Tengo miedo, mucho. En mi defensa, yo se lo dije ayer sin mayor elaboración a mi hermano en el living de casa después de la cena, no en una contratapa en un medio masivo (bueh, más o menos). Ojo, su artículo, fiel a su estilo, sigue siendo absolutamente endeble porque no hay nada más aburrido que seguir leyendo a gente indignarse por el reality show y la "telecultura" y otras sanatas de la misma índole (decir que el reality show es el género televisivo hegemónico es, como siempre, una errónea afirmación temeraria que sólo muestra que de televisión opina sólo quien es lo suficientemente probo por no mirar televisión). Y si coincido (ajjjj) en la idea de que la puesta de Talento argentino es un oxímoron, se me ocurre que el problema es pensar que la tele debería ocuparse de definir qué cosa es el talento, toda vez que el señor que se queja es un prestigioso académico gracias a una única ¿idea? del "aguante" o algo parecido inventada, y refritada desde entonces, hace como 10 años.
No hace falta ser un experto para saber que de concursos "de talento" (o de variedades) está hecha la historia de la televisión, desde Odol pregunta hasta Venga a bailar o Si lo sabe cante. Desde Tiempo de Siembra hasta Feliz Domingo. Desde Justa del saber hasta Finalísima. Y que el problema, lejos de ser una expresión de "la cultura global contemporánea", quizá hable sólo un poco de la naturaleza humana. Quizá haya un gesto provocador en el título del programa, una, ahora sí, cuidada ironía (que asumo no viene de la puesta argentina sino como un eco de la americana, construída claramente desde el ridículo, donde el juez principal es David Hasselhoff, él mismo una figura clase B, de Baywatch y El Auto fantástico). O quizá sea sólo un conmovedor gesto demagógico. Quién sabe. Es más, ¿a quién le importa?
A mí se me ocurre que en su cuidadoso racconto despreciativo (y despreciable) tampoco hay talento y toda vez que se pretende jurado acreditado eso es imperdonable.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Cómo me gustan sus artículos Isa, pero eso usted ya lo sabe. Si me preguntan a mí, que opino por opinar (como corresponde, claramente), lo interesante del fenómeno de los realities no sería tanto los concursos de "talento", sino los programas como Gran Hermano o El Bar, que en todo caso sí son programas que han estallado frente a la digitalización y la capacidad que ahora tienen los canales para almacenar horas y horas de material bruto para después editarlo, algo impensado en la era analógica. El artículo tampoco habla sobre lo ecónomico que pueden llegar a resultar estos programas de "talento", principalmente comparados con programas de ficción (el de tinnelli es caro, pero sus objetivos son otros, y moviliza a toda una industria que se alimenta de la popularidad de ese programa). Como siempre, se fuerzan los objetos sobre los cuales se zarazea para hacer lecturas sobre lo mal que anda la sociedad y sentirnos bien con nuestro poder de crítica, tal como yo estoy haciendo en este momento. Soy genial. Usted siempre logra levantarme la autoestima, Isa, y esta vez no podía ser diferente. Brindo por ello.

Saludos enormes.

Nina.

PD.1: También quiero emitir una queja sobre lo mal que se escriben los artículos, con una puntuación digna de Cuentos de la Cripta (iba a batir un Ibáñez Serrador, pero era irme muy a la mieda). Yo no debería darme cuenta de estas cosas, sobretodo teniendo en cuenta que estudio una simple carrera en la que la gente no lee. (esos dos puntos antes del pero en la frase final como clara licencia para el golpe de efecto es de un cualquierismo importante).
PD2: No tiene nada que ver con nada: pero los fernet de ayer a la noche me cayeron muy mal.

caca dijo...

Por suerte está el fúbol y la política, para no tener que ver a mi amigo personal Mariano Peluffo haciendo el ridículo con tanta simpatía.

Me atrevo a decir que cuando el padre lo llevo a algún Buendía a conocer el hielo en el año 3.521 antes de Uiribe, la idea del circo y la kermesse, y los gitanos nómades ya estaba en el aire la idea de la fiesta de variedades. A mi se me hace cuento que nación Talento Argentino lo juzgo tan eterno como el agua y el aire.

Respecto a Dios, no tengo nada que agregar, sólo que no existe. Ah, nadie había tocado el tema "Dios". Bueno, no importa.

Alabarce las patas, siempre que lo termino de leer digo lo mismo.

caca dijo...

algunas fallas dactilares complican el texto bastante más de lo que ya enrarecido que estaba. Por lo que, si no se entiende nada me adjudico tada la culpa.

Isa dijo...

Nina: Sí. A todo. Entusiastamente. Tiene razón. Muy. Siempre. (Mi enunciación debe estar más depre que de costumbre si se animó "firmar". Elo, soy flogger. Besis). Rescato su elección eufemística metonímica (yo igual me quedo con papá Narciso) y el concepto de "cualquierismo importante" (no hay término mejor para definir esa estrategia).
Eso sí, sobre la segunda posdata: sepa que el que toma y no convida sufre resaca importante.

Natanael: su prosa está últimamente algo intrincada, sí, pero sus citas, oh, sus citas... Y dios, dios está en todas partes, pero atiende en Buenos Aires.