Como toda vez que arranco para este lado, aclaro... Lejos de mí instalarme como defensora de los estudios de género (o de número, cuac), pero... Esta semana el temita este de los estereotipos de género anduvo dando vueltas por los medios por dos cuestiones dos: por un lado, un siniestro videojuego japonés en el que el objetivo es lograr que el protagonista logre el mayor número posible de violaciones; por otro, la denuncia de tres diputadas contra un juego, parte de la campaña de Axe Instinct, en el que un cavernícola suma puntos pegándole garrotazos en la cabeza a unas muchachas. Debo confesar, de entrada, a qué viene este post: mientras que el primero me parece obviamente repugnante, el segundo no sólo no me inquieta, casi me resulta simpático. Y me interesa explorar dónde está el límite.
De entrada, vale aclararlo, no vi ninguno de los dos juegos por lo que mal podría opinar, pero por los brevísimos fragmentos que logré ver en TV me parece que hay un elemento fundamental que diferencia los efectos de sentido de los dos juegos: el de Axe no tiene la menor pretención de realismo. Desprendido de la última campaña, en la que un cavernícola descubre, Geiser mediante, el cuero, el gel y el motociclismo (!) y causa sensación entre las chicas de las cavernas vecinas, el juego de Axe completa la serie sobre la que el desodorante insiste desde hace años: la fragancia que vuelve a los hombres irresistibles. Además del trabajo temático sobre las figuras cristalizadas del langa y del hombre de las cavernas, el comercial alimenta la distancia con una cuestión de lenguaje: los personajes son caricaturescas figuras animadas (a primera vista parecen muñequitos de plastilina de stop motion, aunque probablemente sean completamente digitales). Se podrá objetar que proponerle al consumidor de Axe que sume puntos a garrotazos con una versión digital de un juego de kermesse es un poco tonto, pero de ahí a pensar que eso de alguna manera incita la violencia contra la mujer hay un largo trecho.
Tengo la sensación de que muchas veces estas defensas "de género" terminan ubicando a las mujeres en un lugar bastante incómodo: ya no de genuino rechazo de un lugar postergado sino más bien de afectación. (Un gesto perfectamente en serie con el histórico estereotipo de la "histérica", fecunda herramienta de estigmatización).
Vale aclarar que como consecuencia de mi gran escape del sábado terminé viendo Monsters vs. Aliens, un nuevo emergente del estereotipo mujeril "triunfador": Susan (a.k.a. Gnormica) salva a la Tierra, a sus amigos monstruos y se saca de encima un novio pelotudo, pero siempre con ropa entallada y largas piernas largas dignas de "Attack of the 50 foot woman". Hasta la victoria termina siendo agridulce.
"No me preguntes, sólo soy una chica"
Publicado por Isa el 4/14/2009
Etiquetas: Buenos Aires me mata, Consumiendo industria cultural
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2 comentarios:
Yo, que tampoco ví ninguno -lo cual me permite opinar con libertad, sin la restricción que ocasiona la observación de la cosa- pero sí las campañas de Axe de la última década, coincido con sus apreciaciones y me permito sugerir otra diferencia, para mi gusto, central (esta frase ya es larguísima... qué se le va a hacer): el humor.
Axe siempre juega ese estereotipo del tipito irrestible vs. la minita regalada en clave humorística y, por lo tanto: a) se posiciona en un lugar de cierta distancia respecto de tal verosímil y b) en cierta medida lo desmitifica; desmonta su carácter mítico (Barthes: 1957... ¡pero mire lo que cito!)) por la vía de su acentuación hiperbólica y, casi siempre, absurda.
Y anora que lo pienso a la luz de su análisis y de mi dudoso aporte, me doy cuenta cuál es la piedra angular de mi rechazo visceral a todo "estudio de género": toda esa gente carece del más mínimo sentido del humor. Carece de mucho más, claro, pero son tipas y tipos incapaces de leer desde lugares diferentes (¡ellas y ellos que hacen de la diferencia su mantra!) textos diferentes. Sufren todo el tiempo de "literal attack" e ignoran que el humor (Freud, 19XX... y bueno, no me pidan que cabecée) descomprime un poco la angustia que nos causa ser humanos.
Demasiado largo, ya sé (¿y por qué no vas y escribís otro post, ¡eh!?) pero es que su muy buena entrada, Isa, me alumbró ese aspecto oscuro y si no lo comentaba, por ahí me se olvidaba y, en consecuencia, me perdía la inmejorable oportunidad de pegarle otro palo a "las y los de género".
Un beso.
PS: Y me permito observar su frase final; ¿no era "Hasta la Victoria Welby"?
Claro, ¡el humor! ¡Pequeño detalle! Las cosas que dejo pasar de completa atolondrada... Sobre las citas, el Barthes de Mitologías es mejor Jocker que Heath y Nicholson juntos.
La frase sigue esperando el bronce...
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