Genoma retórico o "Lo que se hereda no se roba"

Para que se comprenda de dónde viene mi notable veta de Drama Queen

Hablo con Madre por teléfono, le reclamo por una cuestión familiar que está evitando resolver desde hace unos 8 años (que implicaría tomar una pequeñísima decisión operativa sobre ciertos bienes ¡muebles! que impiden la correcta utilización de un inmueble que pertenece a mi señor padre pero que usufructa su señora madre, es decir, mi abuela) para evitar la confrontación con un sector francamente no querido de la familia paterna (que mi madre llama nuestra “familia política”, olvidando que es, lamentablemente, la familia "sanguínea" de su marido y, consecuentemente, de sus hijos), con el que viene posponiendo una confrontación de mayor escala desde hace aproximadamente 20 años (aunque la solución no reviste complejidad mayor que negociar las condiciones de firma de un par de documentos legales).

Cuando objeto que sea incapaz de defender sus propios intereses, dado que permanece en la más abyecta de las apatías, sólo atina a responderme (intentaré reproducir el tono melodramático): “¿Pero qué máaaaaaaaaaaaaaaaas queréesssssssssssssss que haaaaaaaaagaa? Sólo me queda por hacer lo que hizo el abuelo…” “Lo que hizo el abuelo” es el fantástico eufemismo utilizado por Madre para aludir a la personalísima manera en que mi abuelo materno decidió abandonar esta vida. Para utilizar mi eufemismo personal, fue su pequeño homenaje a Durkheim… A ver si nos entendemos. Cuando le demando a Madre que abandone el letargo y actúe, el único acto que concibe es una (apócrifa) amenaza de suicidio…

Me tomó años de terapia desmontar este mecanismo perverso de Santa Madre Mártir. Pero hoy, por primera vez, pude no sólo revertirlo argumentativamente (en un impensado revés le agradecí por aconsejarle a su hija que cuando las cosas se ponen difíciles la solución es atentar contra la propia vida), sino que tomando distancia, hasta pude encontrarle la gracia. De hecho, me sigo riendo mientras trato de reproducirlo. Y creo que si me río es porque estoy entendiendo qué me vienen queriendo decir varios referentes mucho muy queridos cuando me instan a abandonar mis desproporcionadas dosis de dramatismo. Para decirlo de otro modo, acabo de reducir un incómodo tópico del estilo familiar al efecto indudablemente cómico del abuso del recurso hiperbólico.

3 comentarios:

Chica Almodovar dijo...

Me alegra poder decirle y asegurarle que “madre dramáticamente culpógena” e “hija lidiando con culpa ajena” hay en el mundo por lo menos, dos.

Y que la única manera que encuentro de despegarme de ese legado es a través de explicitar su componente hiperbólico. Solo a veces lo logro, pero sin salir del género del drama.

Ayer mi madre se despachó con un texto de similar envergadura y la respuesta fue:
Madre en tu lapida pondremos: “Madre devota, ahora si puede descansar”.

Cinzcéu dijo...

Me permito una sugerencia al guión audiovisual (por que esto va por TV, ¿no?). Cuando Madre dice "Sólo me queda por hacer lo que hizo el abuelo…", va primerísimo primer plano y música de chan, chan, chaaan. Corta a una escena medio boluda (digamos, dos personajes secundarios discutiendo sobre el paso de la rosca de un tornillo, cita a Pablo Trapero); vuelve a la escena donde se repite (para el que se enganchó con la cosa del tornillo): "Sólo me queda por hacer lo que hizo el abuelo…" y ahí el chan, chan, chaaan es reemplazado por un chirirí, chirirí, chiribín que se corresponde con un "Ay, mamá, no me rompas las paciencias con ese recurso porque me mudo de género".
Por lo demás, muchas felicitaciones.

Anónimo dijo...

¡Lejos de mí pensar que tengo el patrimonio del culebrón maternal!
Chica almodovar, Cinzéu, ¡Gracias por acompañar la catarsis digital!