El fin

Ayer, ente copa y copa, presencié el fin de una era. Algo terminó. Y algo se terminó para mí. Nunca había sentido esa sensación con tanta claridad... Antes de ayer (y antes de antes de ayer) todavía no había podido elaborar la "pérdida" sin una cuota grande de llanto. Ayer, en cambio, no sentí la menor duda: ya no tengo la necesidad de "irme" porque el lugar que iba a abandonar ya no existe. Y el lugar que ahora existe no tiene lugar para mí.

Me encantaría poder decir que ahora sé dónde voy, pero no es cierto. Todavía no tengo la menor idea. Pero este flamante descubrimiento es el mejor estímulo para empezar a caminar...

3 comentarios:

Cinzcéu dijo...

Pese a lo que algunos creen, no todo duelo es a posteriori, muchas veces es previo a ese punto final que impone cierta extrañeza, cierta ajenidad. Congratulaciones y buenos deseos de nuevos caminos. Como cantaba Manal: "una casa con diez pinos, hacia el sur hay un lugar, ahora mismo voy allá, porque ya no aguanto más". Vaya nomás, aunque no sepa bien adónde, porque... así estamos (por no decir que así somos; molesta diferencia castiza que el inglés reduce a su más incierto to be or not).

Isa dijo...

Gracias, Cinzcéu. Lo peor de cualquier duelo es saber lo que se va a extrañar. En eso también, así estamos...

Anónimo dijo...

No hay duelo que dure cien años.
Donde donde quiera que vaya, everready siempre estará, con duración y potencia y siempre fresca una pila de vida le dará!
http://www.youtube.com/watch?v=3E7t42rkpOU

Donde quiera que vaya, estaremos ahí.