Nunca está demás repetirlo, nunca está demás repetirlo...

Como noto que suelo jugar a la "incisiva" sobre consumos culturales, me gustaría dejar registro de un consumo sobre el que no puedo ejercer las más mínima distancia crítica, sencillamente porque me fascina. Lo confieso: yo soy fan de Les Luthiers.
Todo comenzó (algún tiempo atrás en la isla del..., no,no, perdón...) hace muchos muchos años, con uno de los primeros casettes que recopilaban temas sueltos de espectáculos lutherianos. Creo que es el Volumen IV... En ese compilado robado de la casa de mis tíos piolas había varios hits, entre ellos "Serenata Mariachi", tema que puedo señalar sindudamente como el origen de mi fanatismo por los muchachos de moñito... Ese descubrimiento nos impulsó, a mi hermano y a mí, hacia la búsqueda de nuevo material, búsqueda que fue gratamente satisfecha por el espectáculo Grandes Hitos (1995) un compendio de varios números geniales de la historia de Les Luthiers (La zarzuela "Las majas del bergantín" nos confirmó que nuestro fanatismo iba en el camino correcto). A partir de allí fuimos espectadores fieles de todos los conciertos, pero también rastreadores de sus viejas grabaciones en cd y en video. Durante todo ese tiempo mi tía buena (fiel compañera de espectáculos y gran regaladora de entradas) recordaba un espectáculo que habían visto a fines de los '70 y que para ella era "el mejor de todos los tiempos". Por supuesto, no recordaba el nombre, pero tenía claro que había algo "del descubrimiento de América"... Averiguando en un mundo pre-banda ancha (porque llegamos tarde a internet en casa) logramos dar con "Mastropiero que nunca" y con "Cantanta del adelantado Don Rodrigo Díaz de Carreras, de sus hazañas en tierra de Indias, de los singulares acontecimientos en los que se vió envuelto y de cómo se desenvolvió".

Voy a utilizar por primera vez este boludo recurso "embebedor" por tres razones:
a) para sacarme el mal sabor de boca del post anterior
b) porque el catecismo de la iglesia lutheriana es una misión indeclinable
c) porque se me canta.

Dicho esto, disfruten una de mis obras preferidas de Les Luthiers de todos los tiempos (va en dos partes), con el perdón de D. que detesta que sabiendo los números de memoria arranquemos las carcajadas por adelantado:




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